Este plato nos aporta minerales como el potasio, sodio, fósforo y calcio. Además, es rico en licopenos (antioxidantes) presentes en el tomate, polifenoles (del aceite de oliva y la manzana) que favorecen la salud cardiovascular y también flavonoides.

También posee vitamina C, E y vitaminas del grupo B (B1, B2, B6, ácido fólico). Además, la manzana gracias a la presencia de ácido málico y tartárico facilita la digestión de los alimentos con un alto contenido en grasas. 

Los ingredientes que lo acompañan (el huevo y el jamón) aportan proteínas. Y sobre todo el huevo, con proteínas de alto valor biológico.

Preparación:

Para esta receta yo utilizo la batidora de vaso. Y la verdad es muy fácil de hacer y a la vez muy nutritiva. 

Lo primero es pelar el ajo, lavar y descorazonar la manzana y los tomates. Luego lo vertemos todo en crudo en la batidora y comenzamos a batir. Cuando vaya cogiendo textura incorporamos un chorrito de vinagre (la cantidad es al gusto de cada uno, a mí me gusta poco para que quede suave) y una pizca de sal.

Y volvemos a batir para que se sigan mezclando los sabores. Por último, abrimos el tapón superior de la tapa y comenzamos a verter el aceite de manera progresiva con la batidora en funcionamiento para que así se vaya emulsionando con el resto de los ingredientes.

Una vez listo, lo guardamos en un recipiente de cristal y a la nevera para tomarlo fresquito.

El salmorejo podemos acompañarlo con un huevo duro, y un picadillo de jamón serrano. Os aseguro que queda riquísimo.

¿Y por qué le llamo salmorejo saludable? Porque no utilizo pan como espesante, sino manzana. Por lo que será un plato perfecto, bajo en calorías, rico en nutrientes y apto para celíacos o intolerantes al gluten.