ALTERIDAD
Para comenzar con este artículo tengo que hacer mención de una célebre frase del filósofo Hipócrates que decía así:
“Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”.
Si hacemos uso de la alteridad como herramienta para ponernos en el cuerpo y la mente del otro, por ejemplo, de una persona enferma. Seremos capaces de descubrir miles de cosas nuevas que de forma individual no nos dan mucha información. Pero que si logramos unirlas como un puzle, descubriremos la tecla adecuada que se debe tocar para solucionar muchos problemas. En este caso problemas de salud.
Esta percepción de la “enfermedad como un otro” es la primera de las formas en que la alteridad se expresa en la identidad del enfermo.
El cuerpo humano, es como un laboratorio de física y química, donde se desarrollan miles de reacciones químicas a la misma vez.
Como le explico a mis alumn@s, esas reacciones están compuestas de reactivos, productos, sustancias que pueden acelerar o retrasar esa reacción (catalizadores), pero al final algo que ell@s han aprendido es que debe cumplirse la Ley de Conservación de las Masas, y que puede darse una absorción o liberación de energía en ese proceso.
Todas estas reacciones en nuestro organismo se encuentran encadenadas, y las que generan energía con posterioridad la ceden para aquellas que la necesitan para poder hacer algún tipo de conversión.
Siempre he dicho que nuestro organismo es como un reloj de precisión que se encuentra completamente engranado. El más mínimo fallo, va a desencadenar un torrente de reacciones defectuosas que podrán provocar alguna enfermedad.
En este gran laboratorio que es nuestro cuerpo, los científicos que trabajamos somos nosotros mismos, suministrando los reactivos necesarios para que haya vida. Estos reactivos son los alimentos, el agua, el aire, la actividad física, el descanso.
Pero vuelvo a remarcar los ALIMENTOS, y la mayoría de las veces, por no decir siempre, ni lo pensamos.
Nos acordamos de la alimentación cuando enfermamos. Sobre todo cuando las molestias se refieren al aparato digestivo. Que paradoja, nosotros proporcionamos los reactivos a las reacciones biológicas del organismo, pero no de forma consciente.
Hoy en día, aunque la alimentación es uno de los pilares fundamentales de la Salud, nuestro sistema sanitario carece de Dietista-Nutricionistas. No existen en Atención Primaria, primer target de la salud. Y tampoco en hospitales de forma multidisciplinar con los médicos, proporcionando medidas terapéuticas que ayuden al restablecimiento de la salud.
Además de esto, que ya es un gran problema, he podido observar otra carencia que tiene consecuencias no deseables para muchos pacientes. La especialización.
Esto ha llevado a la desconexión total de nuestro organismo. Se miran partes por separado y se diagnostican enfermedades de forma individualizada. Y peor aún, se tratan de forma independiente, llevando a paciente multipatológicos a ser pacientes polimedicados.
Pero volvemos a las paradojas, en ningún momento se habla de alimentación. De esos reactivos que necesita nuestro organismo para funcionar de forma adecuada y óptima.
Por todo ello, si nosotros lo que hacemos es mirar la maquinaria del reloj de precisión por partes, poco vamos a poder solucionar. Nunca lograremos sincronizarlo.
Pues de esto va mi blog de hoy. De todos esos pacientes que llegan a mi consulta. Algunos porque quieren perder peso, pero cuando les hago la anamnesis de una hora donde recabo la máxima información posible, veo que su problema no es el peso.
Veo como pacientes con diagnóstico de una enfermedad autoinmune son tratados con AINES. Pero a la vez tienen problemas cardiovasculares y tienen otra medicación específica. Además tienen dermatosis que también es tratada con otro fármaco. Y que llegan a mi para bajar de peso.
¿Nadie les ha dicho que todas esas patologías que ellos tienen y han tratado de forma individual están totalmente conectadas?. Y que con unas pautas nutricionales adecuadas vamos a poder empezar a controlar algunos de sus síntomas.
Ojo con esto no digo que no deben medicarse, para nada, no soy médico. Pero si me he parado a escuchar y valorar un conjunto, he puesto en práctica la alteridad y me he convertido en el otro. He intentado unir cada una de las piezas del reloj.
Resulta que a lo mejor eliminando el gluten y la leche, puede revertir factores exacerbados que hacen que nuestro paciente mejore su calidad de vida.
La alimentación tampoco se puede decir que lo cure todo, pero de lo que sí estoy segura es que ayuda, porque es la base de la vida.
Otro caso que podría contar es una paciente con reflujo gastroesofágico, que refiere que tiene la sensación de tener algo obstruido en la garganta, siente un dolor en un lado del estómago, sus digestiones son pesadas, tiene normalmente la vitamina B12 baja (pero sus células parietales están bien), ha bajado mucho de peso (por ello es por lo que acude a consulta). Además tiene momentos de ansiedad y depresión. Acude a mil especialistas y se supone que todo está bien. Pero sigue sin encontrarse bien.
¿Por qué no miramos el conjunto? ¿Esta paciente realiza bien la masticación? ¿Estimula correctamente el nervio vago para la producción de ácido en el estómago? ¿Ese nervio vago tiene un tono correcto para poder desarrollar la función que le corresponde?.
Pues yo creo que no, y eso nos lleva a la sensación de nudo en la garganta, dolor a nivel estomacal, falta de producción de ácido y relajación del esfínter esofágico. Y por consiguiente mala absorción de nutrientes con pérdida de peso y valores carenciales de vitamina b12. Además de ansiedad y depresión.
Podría plantear algún caso más, pero creo que el mensaje ha quedado alto y claro. La alimentación es fundamental para la vida, y sobre todo para una vida de calidad.
Por lo tanto, termino con la misma frase que comencé y espero que ahora sí que os quede claro su significado:
“Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”.