DEDICADO A MI PADRE.
Quiero comenzar este blog, dedicándoselo a mi padre. Él es el culpable de que yo me metiera en esta andadura que es la Nutrición. Solo para situaros un poco os cuento parte de la historia.
Mi padre tras su jubilación fue diagnosticado de mielodisplasia, o sea su médula ósea no funcionaba bien. Al principio le pusieron un tratamiento con eritropoyetina que pareció que funcionaba y que su médula se reactivaba, pero tras un parón en el tratamiento para ver como seguía respondiendo y algunas otras circunstancias añadidas, esto no funcionó. Tras eso su salud empezó a deteriorarse, comenzaron las transfusiones de plaquetas y de sangre, que cada vez se acortaba más en el tiempo y los ingresos en urgencias y las estancias hospitalarias que se fueron haciendo cada vez más frecuentes de lo que a todos y sobre todo a él nos gustaban.
A todo esto, había que sumarle que cada día que pasaba su estado físico se estaba viendo deteriorado, ya no comía igual, bajaba de peso, perdía masa muscular y sobre todo perdía calidad de vida. Pero yo solo oía “que coma lo que él quiera” y a mí eso me rechinaba en los oídos.
La enfermedad se fue complicando hasta que llegó a derivar en una leucemia, y ya en esos momentos su cuerpo casi no le acompañaba, pero decidieron darle quimio terapia y el que era un luchador aceptó. Siempre recordaré cuando me dijo “esto es lo único que puedo hacer, no hay otra cosa”.
La quimioterapia por si no lo sabéis, es un tratamiento efectivo, pero no debemos olvidar que cuando ataca, lo hace por igual a las células malas como a aquellas que están sanas. Por lo tanto, si nuestro estado de salud está deteriorado la efectividad del tratamiento va a ser menor. Y aquí aparece la NUTRICIÓN. Nuestro estado de salud depende de, podríamos decir tres o cuatro factores, donde el estado nutricional es un pilar fundamental junto con la actividad física, el descanso y la cronobiología, ósea con nuestro estilo de vida.
Bueno pues tras esta explicación ya os podéis imaginar lo que ocurrió, mi padre no tuvo la suficiente fuerza como para responder al tratamiento y en Enero de 2016 falleció. Yo estoy segura que mi padre además de fallecer a causa de la leucemia, también influyó su desnutrición o también llamada “caquexia tumoral” que sufría y que salvo en los últimos días que pretendían que tomara batidos proteicos, nunca lo tuvieron en cuenta.
Jamás oí decir que buscáramos un nutricionista especializado en oncología para que valorara su estado nutricional y lo acompañara durante su enfermedad y también con los efectos secundarios que producen estos tratamientos como estreñimiento, vómitos, etc. Fue ahí cuando me di cuenta que tenía que ayudar a ese tipo de pacientes y que aunque tuviera casi 40 años debía volver a estudiar; nutrición claro está y es más especializarme en pacientes oncológicos o con enfermedades crónicas.
Siento que todos necesitamos tener calidad de vida, aunque sea en los momentos más duros, y eso no significa tener más dinero, ser más feliz, etc. significa poder desempeñar lo mejor posible las reacciones metabólicas y fisiológicas de nuestro organismo. A cuantos nos ha pasado que tener diarrea o estreñimiento un día nos ha chafado algún plan que teníamos previsto, pues imaginar esa gente que tiene que convivir con ello a diario. O con dolores que limitan su capacidad funcional. Todo esto sin sumar el efecto psicológico deletéreo que les inunda.
Creo que es preciso que nuestra sociedad empiece a tomar consciencia de lo importante que es la SALUD, cosa que no tenemos en cuenta hasta que la perdemos o la pierde alguien cercano a nosotros. En la actualidad se invierte en enfermedades, no en la prevención de las mismas. En la universidad nos enseñan el término de “Intervención Primaria”, pero en la realidad es un paso que nos saltamos.
Como ya he dicho en alguna ocasión pesa más el código postal en nuestro estado de salud que nuestros propios genes. Es hora de ampliar la mirada y no ver la nutrición simplemente como una herramienta para perder peso, sino como un arma para prevenir la enfermedad. Una persona puede encontrarse en normopeso (peso adecuado a su altura) y ser metabólicamente obesa. Y si no se realiza una valoración de su estado nutricional, seguramente terminará padeciendo una de esas enfermedades en auge del siglo XXI como son la diabetes, hipertensión, dislipemia, etc. o sea el llamado “Síndrome Metabólico”; o cualquier otra enfermedad relacionada con el mal funcionamiento de nuestro metabolismo.
Yo aprendí tras tropezar con una gran piedra en el camino, espero que vosotros toméis conciencia sin que esto os pase.